Eran las cuatro de la tarde. Faltaban dos horas para la defensa de mi tesis doctoral. El auditorio estaba vacío. Solo estábamos yo y el peso de tres años de duro trabajo. Durante todo este tiempo, me había levantado a las 5:30 cada mañana, a menudo para escribir una sola frase que luego revisaría, compararía con estudios o enriquecería con citas.
Había visitado este auditorio una sola vez antes, como parte estratégica para mis sesiones de visualización.
Me encontraba de pie en el atril que se encontraba frente a la mesa donde se sentarían los miembros del tribunal. Squé mis auriculares del maletín, seleccioné la canción que había elegido cuidadosamente para este momento y presioné la opción de “repetir”. La música se convirtió en mi ancla, conectándome con el lugar y la ocasión.
Conecté mi ordenador portátil a la pantalla principal y abrí la presentación, revisando minuciosamente cada diapositiva, asegurándome de que cada detalle estuviera perfecto. Todo formaba parte del ritual que había diseñado para la ocasión: una rutina pensada para centrar mi mente y controlar mi energía.
Cuando sentía que la tensión aumentaba, recurría a ejercicios de respiración, soltando cada exhalación de manera controlada hasta recuperar la calma. Si necesitaba un impulso de energía, saltaba ligeramente sobre las puntas de mis pies, dejándome llevar por el ritmo de la música hasta entrar en un estado activo y preparado.
La defensa fue un éxito y obtuve la codiciada distinción cum laude.
Al día siguiente, al reflexionar sobre lo ocurrido, me di cuenta de que había recurrido a las mismas técnicas de activación mental que me habían guiado en innumerables competiciones deportivas a lo largo de mi carrera. En cierto modo, esta defensa representaba también una de las competiciones más importantes de mi vida en la que me jugaba años de trabajo en un instante, y las estrategias que había perfeccionado durante años de entrenamiento deportivo me ayudaron a superar un reto más.
Curiosamente, unos meses antes, Saúl Craviotto confesó al consagrarse ganador de la edición de MasterChef Celebrity que utilizó las mismas estrategias mentales que lo llevaron a ganar sus medallas olímpicas.
La activación mental es un componente fundamental para alcanzar el rendimiento óptimo en el deporte de alta competición. La activación se refiere al estado mental, emocional y físico óptimo que necesitan los deportistas para poder rendir al máximo. Lograr este estado requiere gestionar los niveles de excitación, el control emocional y la atención, consiguiendo equilibrar la mente y alcanzar un estado de preparación para la acción. Aunque el nivel preciso de activación necesario puede variar entre deportes y deportistas, las investigaciones demuestran que el uso de técnicas de activación mental mejora la fiabilidad del rendimiento, especialmente bajo condiciones de presión. Este capítulo explora las principales técnicas de activación mental y su aplicación en contextos de entrenamiento y competición.
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