Aunque los entrenadores estén siempre rodeados de sus deportistas y exista una buena comunicación entre ellos, hay cuestiones que éste debe afrontar en solitario para proteger a sus deportistas.
El entrenador no existe de forma aislada. Tiene su vida, sus compromisos personales, los cuales a menudo deja a un lado a favor de sus deportistas, sus problemas personales, los cuales a menudo sufre en soledad.
Cuando las cosas van bien, tu entrenador disfruta contigo y cuando van mal, también lo pasa mal por ti.
Cuando hoy veas a tu entrenador (o entrenadora), te animo a que le agradezcas los esfuerzos que hace por ti día a día. Mes a mes. Año tras año.
Y si te da vergüenza hacerlo, al menos procura mostrar una actitud positiva hacia él (o ella) y haz que su trabajo hoy sea un poco más fácil.
